sábado, 28 de julio de 2012

1915 "Bética" y los Juegos Florales del Ateneo de Sevilla

Portada del nº 1 de "Bética"

   Pasado poco más de un cuarto de siglo desde su fundación en 1887, miembros del Ateneo de Sevilla consideraron que sería necesario llevar a la práctica una nueva manera de llegar y llevar al pueblo sevillano en concreto y andaluz en general las inquietudes artísticas que se manifestaban en tan señalado centro cultural. Bajo la dirección de Félix Sánchez Blanco, el 20 de noviembre de 1913 veía la luz el primer número de una nueva publicación, “Bética. Revista Ilustrada”, cuyo propósito y objetivo quedaba definido en las palabras preliminares que la redacción dejó constar:
 
  “Era nuestro gran deseo publicar en Sevilla, con elementos propios, una revista ilustrada, de carácter regional, como expresión de la verdadera vida andaluza, que se reflejaría constantemente por sus páginas en toda su hermosa complejidad y desconocida riqueza” … “Arte, literatura, vida social, industria, comercio, espectáculos…, todo ello presentado con gracia, finamente, en el cuaderno elegante de una revista nueva, como un alarde valiente de gusto exquisito…”
  
   Personajes como Rodríguez Marín, los hermanos Alvarez Quintero, Ricardo León o el mismo Francesc Cambó darían su bienvenida y participarían en la nueva revista sevillana. Sin embargo, la vida de Bética fue breve. Tan solo 3 años consiguió sobrevivir, cesando la publicación en septiembre de 1916.
   Pero aquí queremos únicamente comentar un número en concreto de la revista sevillana, el nº 34 de 30 de mayo de 1915.
  
  
   En aquellos momentos hace casi un año que Europa se desangra tras el estallido de la Gran Guerra, y el Ateneo de Sevilla convoca Juegos Florales, certamen literario que quería dedicar el motivo principal de los poemas a presentar a algo tan deseado entonces: la Paz en Europa. A Bilbao llega el mencionado número, y Federico Angulo, redactor por entonces del diario bilbaíno El Pueblo Vasco, no puede evitar hacer mención a la revista y al concurso literario:

Portada del nº 34, al que hace referencia Angulo
  
   «Ha llegado á mis manos el último número de «Bética», la clara y luminosa revista hispalense. La he abierto con emoción. Siempre me produce emoción la aureola de misterio que circunda las páginas cerradas de un libro, de una revista. ¿Qué dirán? –me pregunto-, qué ideas vendrán prendidas en ellas, con esencia de vino viejo y dorado, que se transparenta al sol como el ámbar y traen ensueños y esperanzas e inquietudes; qué me dirán estas páginas que saludo y reverencio como á las nobles mañanas soleadas que dan á mi espíritu sed de Amor infinito y ansias perdurables de gloria? Bienvenidas seáis, que habéis llegado en la hora trágica en que mi espíritu sufre crueles torturas y se ahoga en mares de sangre que derramó el odio y la diabólica furia de los hombres.
  
»¡Con qué infinito gozo no se abren estas páginas que vienen á hablar á nuestro espíritu, que acuden á charlar con nosotros un diálogo gentil! Yo siento el claro y sonoro alborozo de un repiqueteo de mil campanas tocando á Gloria, de mil campanas que con sus voces de bronce saludan al nuevo día, que llega con rojeces tenues en el cielo, y escarcha temblorosa y diamantina en las hojas de los árboles, y en las hojas de las flores, que se mecen airosas y serenas con la primera brisa.
  
   »En Sevilla, la ciudad heroica hispalense, se han celebrado Juegos Florales. Nosotros mirábamos ya con cierto desdén esta manifestación de la Poesía. Habíamos asistido con melancólico dolor á su pervertimiento. Llegó á ser una fiesta de vecindad. Y, lo más terrible, fué utilizada por políticos como escenario de la eterna farsa en que se juega con los destinos de la bendita Patria. Nada más indignante que un señor se alce sobre el trono de la diosa Poesía, para pregonar su credo ó su conveniencia política.
  
   »El Ateneo de Sevilla, al organizar esta fiesta de la Gaya Ciencia, no pudo, no quiso librarse de la preocupación presente. Y dijo: “Será el poeta premiado aquel que mejor cante la Paz. En estos momentos es necesario que ansiemos la Paz, que nuestros poetas la canten ¡Poetas! Abrid vuestros corazones henchidos de sentimientos nobles, y cantad con versos que sean himnos y plegarias este bien que huyó de entre nosotros. La «simbólica violeta de oro» espera temblando de emoción prenderse en el pecho de aquel de vosotros que consiga merecerla. Miradla como á la mujer ideal que os espera palpitante. Y sed los esforzados caballeros que, por merecerla, os lancéis á la aventura”.
  
   Y los trovadores acudieron con el pecho alzado y la lira de cuerdas de oro á la espalda. Pasaron diez días y diez noches andando, andando, y componiendo su canto. Y llegaron, y á los pies de la Reina gentil y bellísima, dejaron su pergamino y su corazón.
  
   Dos de ellos fueron los elegidos. La «simbólica violeta de oro» le fue otorgada á un poeta sevillano. Llámase J.M. Romero Martínez. Y nuestro gran Rafael Sánchez Mazas, fue el otro trovador que compuso el más bello canto.
  
   Comprended, amigos míos, todo el valor de una fiesta consagrada á cantar y bendecir la Paz.
  
   ¿Cómo cantan los poetas esta gran ventura? De Rafael Sánchez Mazas, nuestro poeta, no he de hablar, por que valdría tanto como pretender descubriros vuestra alma. Pero sí quiero haceros conocer cómo se expresa el trovador premiado con la flor natural. Ved algo de su canto:

(en color hemos completado el poema con los versos que no se publicaron en el artículo de Angulo)

José María Romero Martínez, tras su Flor Natural en 1915
   [José María Romero Martínez nació en Olivares en 1893, diez días después que el propio Federico. Ya desde pequeño mostró aptitudes literarias y en 1915, el año al que hacemos referencia, está cursando la carrera de Medicina, concluida en 1917. Miembro del Ateneo de Sevilla, tuvo una vital participación en el homenaje a Góngora celebrado en 1927, y a nivel político, se integró en la filas de Unión Republicana, siendo durante el gobierno del Frente Popular gobernador civil de Sevilla. Iniciada la guerra civil, en septiembre de 1936 fue fusilado]

Canto a la Paz

A los hombres de buena voluntad

Desde esta noble tierra de la Gracia
donde reluce el agua del gran río
bajo la paz de los olivos verdes,
elevemos a Dios una plegaria
por que concluya pronto esta tragedia
que ha destrozado el corazón de Europa.

Invocación a la Paz

¡Oh fruto del divino Paracleto!
ven a apagar el fuego que ha encendido
en el alma del hombre la locura.
Hermana del amor y la armonía,
que renazca la dicha en el espíritu
y el corazón airado ame de nuevo
las serenas palabras fraternales;
que tu ramo de oliva dulcifique
esta inquietud mortal de la discordia
y que triunfe en el alma el pensamiento
de que todos los hombres son hermanos

Lamentaciones

Han talado los árboles del bosque;
arrasaron las mieses coronadas
con el rubio esplendor de las espigas;
encendieron el agua de los ríos
con el tono siniestro de la sangre;
en la noche, con trágicos incendios
ocultaron la luz de las estrellas,
y entre roncos lamentos de agonía
una gloriosa juventud fecunda
ha descendido al polvo de la muerte.



« EVOCACION DE LA DICHA PERDIDA
En el valle florido parecía
la blancura de nieve de la aldea
un plumaje de cándidas palomas.
¡Oh los días de fiesta, por la tarde!
Pasaban por las calles las muchachas
coronados de flores sus cabellos
y llevando en sus ojos luminosos
el corazón radiante de ventura.
Bajo el beso del sol, en primavera,
los ancianos humildes recordaban
el vigor de sus años juveniles,
y mirando las fértiles campiñas
pensaban en los báquicos lagares
cuando en el suelo vierten sus topacios
los racimos maduros de las vides.
El Angelus rasgaba el rojo cielo;
al són de las campanas vesperales
los hombres regresaban del trabajo
buscando calma en el hogar tranquilo,
y erraba por el aire el eco alegre
de una dulce canción, donde latía
el corazón ingenuo de la infancia.

LA TRAGEDIA

»Derribaron las casas de la aldea;
borraron la fragancia del ambiente
con el humo asfixiante de la pólvora
y cegaron las calles con ruinas.
¡Qué tristeza más grande! El campanario
no podrá saludar de nuevo al día
con el claro tañido de sus bronces.
Los trémulos ancianos fugitivos
lloraban recordando los hogares
donde su dulce infancia floreciera.
en su dolor, las madres no sabían
qué decir a sus hijos, que llamaban,
llorosos y angustiados, a sus padres.
¡Sollozos de muchachas que perdieron
la ilusión amorosa para siempre!...
en la calma solemne de la noche
cruzó por el espacio tenebroso
el más alto prestigio del Progreso
y fue dejando en la ciudad dormida
una estela de incendios y de muertes.
Este año las tierras no han podido
recibir en sus fértiles entrañas
la caricia fecunda del arado;
en el ambiente urbano ya no ondean
los penachos de humo de la Industria,
y en el azul misterio de los mares
el Comercio ha perdido sus tesoros.

LA DICHA FUTURA

¡Oh el día en que vuelvas a reinar de nuevo,
edad antigua, amada y venturosa!
Pondrás en el espíritu angustiado
esa emoción que siente el que despierta,
el placer del enfermo que recobra
la salud, cuando estaba en la agonía.
¡Qué amanecer de nobles entusiasmos
cuando el claro clarín de las batallas
enmudezca ante el júbilo glorioso
de las notas triunfales del Te-Deum!
Se elevará de nuevo en el espacio
La oración de las torres abatidas
y el tesoro inefable de los libros
hará que el alma olvide para siempre
la luz fascinadora del acero.




Invocación final

Hermana del amor y la armonía
Haz que acabe en la tierra para siempre
Esta horrible tragedia dolorosa,
no vaya el huracán de la inconsciencia
a perder el esquife de la vida;
haz que nazca de nuevo la esperanza
de una calma feliz y perdurable;
que las naves que surcan el espacio
sean gloriosos heraldos de la Ciencia,
no raudos paladines de la Muerte;
que el corazón sea humilde, y que elevemos
sobre todas las cosas de este mundo
el amar a los hombres como hermanos.
Así la vida es dulce y agradable
y podemos pensar serenamente
en el viaje eterno y misterioso
que haremos al final de la existencia.
  
Y el poeta, lleno de trémula emoción termina:

[Envío a la reina de los juegos florales]

«Señora, que sois rosa y sois lucero
y en la Ciudad gloriosa de la Gracia
sois entre todas las mujeres reina;
pedid á Dios que para siempre acabe
este triste reinado de la Muerte.
Que al inundarse vuestros claros ojos
con el trémulo brillo de las lágrimas,
el corazón airado de los hombres
se llenará de nobles pensamientos;
y volverá de nuevo a ser el mundo
aquel reino de buenas voluntades
que anunciaron los coros del Empíreo
en el milagro de la Noche-Buena»


Angeles Castrillo, marquesa de Villaverde, Reina de los Juegos Florales

   Salud, poetas de mi Patria, que habéis puesto vuestro noble estro, al servicio de la Gran Causa, del amor entre los hombres, de que se cumpla la máxima de Cristo:
   «¡Paz en la tierra á los hombres de buena voluntad!»
F. DE ANGULO VAZQUEZ

  
Últimos versos del poema de Sánchez Mazas
  
   Efectivamente, el premio extraordinario fue para Rafael Sánchez Mazas. Ya hemos dejado constancia de la opinión más que favorable que a Federico le merecía en 1915 la labor literaria del que andando el tiempo sería una de las cabezas visibles de Falange.
   
   ¡Qué lejos estaría por pensar entonces el periodista bilbaíno que 22 años después, en plena guerra civil, se estuviera manteniendo una intensa actividad oficial para intentar salvar la vida de ambos, prisioneros cada uno de ellos por el ejército contrario a sus ideales, mediante un canje mutuo!